La ambición

El Padre no quiere el mal para nadie. Todo lo contrario, quiere el bien para todos. Son los hombres los que no quieren el bien para sí mismos.¿De qué manera no quieren el bien? Teniendo ambición sin medida.

La ambición no es mala, se puede tener la ambición de dar un paso para avanzar, pero no a costa de la vida o del dolor de los demás. Se debe tener la ambición de dar un paso que sea útil para  nuestro crecimiento y de esa manera poder servir mejor, integrándonos más amorosamente en la sociedad y en la relación con los demás.

Hay quienes tienen ambiciones desmedidas, y esa ambición desmedida por tener más de lo que en realidad necesitan, es lo que crea desbalances y desequilibrios. Hay personas que tienen mucho y hay otras que no tienen siquiera lo básico. Vemos que eso se está potenciando cada vez más.

A  veces nos entretiene leer en las revistas que este año hay  cien nuevos multimillonarios, o que los que ya estaban multiplicaron la suma que tenían.  Pero esos miles de millones que esas personas este año hicieron de más, son miles de millones que dejaron de circular en el mundo, que antes pasaban  por las manos de muchísimas otras personas.

Esos son desequilibrios, son ambiciones sin medida.

Daniel Ferminades

 Extraído del encuentro ¨Verdades Develadas desde la Conciencia¨realizado en la ciudad Río IV, Córdoba, Noviembre 2014 (141123)