Como cambia nuestro lugar cuando cambiamos nuestra mirada

HISTORIA DE VIDA

Muchas veces me contaron de situaciones similares, y yo solo escuchaba y podía vagamente entender de que me hablaban, porque esa era la vivencia de quien me la relataba, hasta que pude experimentarla en mi vida y les aseguro que la seguridad que generó esa vivencia, trajo claridad en mí y ahora puedo compartirla desde mi corazón. Puse en práctica las herramientas que escuché y sigo escuchando, para llevar de la mejor manera lo que nos toca vivir día a día. Esa es la Verdad que en mi hizo ver la realidad con otra mirada, con otra perspectiva.

Hace unos años atrás, mi meta era solo salir de esta gran ciudad, como muchos la llaman, “La Ciudad de la Furia” (Bs.As.), buscaba una casa con parque, aire puro, vecinos amables, lugares más seguros y también lo buscaba para mis hijas. Mi marido me acompañaba con esta idea.

Mi cabeza estaba en otro lugar, no en donde me encontraba, siempre proyectando, vivía un futuro incierto, me sentía angustiada, y cuando las posibilidades de irnos de la ciudad se acercaba, pasaba algo que no terminábamos de cerrar “el sueño”, yo de alguna manera quería huir de este caos, sea como sea. Después de varios intentos fallidos de partidas; un día decidí seguir aprendiendo en esta escuela que me toca vivir (La ciudad) y sanar mi reacción de rechazo para accionar en cosas constructivas justo en donde más se necesita, aceptando con Amor, pero estando atenta a alguna oportunidad de cambio y así armar el rompecabezas de mi vida; se va armando en la medida que vaya buscando las piezas para poder acomodarlas en su lugar, y luego continuar con la siguiente y así formar la gran pieza. El trabajo es mío, el esfuerzo es mío.

Entonces me di cuenta que estaba huyendo y esquivando lo que la vida me daba y también sabía que en algún momento esta materia la tenía que dar porque sino no iba a poder avanzar, y entendí que si estoy en ésta ciudad es porque aquí tengo que estar para realizar mi vida.

Empecé a verla con otros ojos, le empecé a agregar colores a lo gris, empecé a disfrutar de los atardeceres desde mi balcón, ver las formas de los árboles en las calles y plazas, observar y escuchar a los pajaritos cantar. Armamos con mi familia un pequeño huerto en masetas en el balcón, toda una experiencia, sembrar, esperar, cuidar, esperar, regar, esperar; hasta ver los brotes, una emoción! Crecían y crecían hasta ver los pequeños frutos, verlos crecer me llenaba el corazón. Llegaba el momento de cosechar, y esa comida salía con otro color, con otro sabor, y ¿porque? Porque se imprimió el Amor en ese cuidado.

Todo eso me ayudó a estar un poco más en Paz conmigo misma y con mi entorno, viviendo el presente ¡acá! no ¡allá!. Sentir la creación toda. Si construyo un presente con Amor y Alegría, ese es el futuro que tendré. Hoy me siento parte de la selva de cemento, intentando con Amor solucionar problemas que se presentan y llevar con amor mi diabetes, mi familia, mi trabajo, mi vida. Soy feliz viviendo el presente y compartiendo con ustedes este pequeño gran logro para mí.

Lorena

Buenos Aires