La Espiritualidad

La espiritualidad pasa por vivir con Amor nuestra vida diaria, desde lo que nos toca hacer. No es dejando de lado lo material sino tomando conciencia de lo que es bueno para el espíritu y comprendiendo el daño que causa el atender tan solo mis deseos y mis necesidades.

El espíritu necesita de un cuerpo para poder conectarse con la materia y  a través de la materia, que es el mundo en el que estamos, podemos conectarnos con  él, podemos religarnos con la esencia que está en toda forma, y lo podemos y debemos hacer desde el Amor, porque Dios es Amor en Esencia.

Lo que lleva a hacer que no tengamos una buena vida espiritual es nuestra propia personalidad afectada por el defecto. No es el entorno, del cual tanto pasamos la vida quejándonos, sino que es enfrentar lo que reacciona en nosotros hacia ese entorno. Hay muchas cosas afuera que detonan en nuestro interior eso que se expresa y nos hace daño, pero si pensamos en que esto que nos hace daño está en nosotros, habría que trabajarlo para superarlo. Si culpamos al otro no tenemos nada que trabajar, y nos quedamos tranquilos en nuestra pereza, en nuestro abandono, echándole la culpa.

Pero vemos que esto no ha funcionado en la historia, y no ha funcionado de esa manera porque no se ha trabajado buscando en el interior, que es donde realmente se ha originado este malestar y esta desarmonía. Estamos hablando, pensando y encarando este trabajo como individuos, de una manera que tal vez  uno pueda pensar es egoísta, abocar tiempo de la vida hacia uno mismo, pero cuando yo aboco la vida a encontrarme a mí mismo lo hago con el fin de poder verme reflejado en los demás.

Si yo lo hago desde el ego, lo que yo veo reflejado en los demás es ego, y como se dice muchas veces estoy criticando en el prójimo lo que en realidad existe y vive en mí, tengo que volcarme a encontrar esa Luz que hay en el Corazón, y ponerla de manifiesto. Ponerla de manifiesto es hacer  que encarne en mi; que encarne en mi quiere decir que a través de mi carne se exprese. Se expresa, no solamente con buenos pensamientos o hermosas frases que contengan la palabra amor, sino atendiendo la necesidad evolutiva del prójimo a la vez que la propia.

Lo que es de  bien para mi espíritu es de bien para todos, si yo dejo de atender mis propias necesidades por atender la necesidad del espíritu del prójimo, estoy incluido dentro de ese bien que uno está haciendo, porque todos somos Uno en el espíritu. Si estoy haciendo esto para el bien de todos estoy poniendo de manifiesto el Amor puro del Corazón. Cuando uno pone el Amor puro del Corazón, es el propio Dios expresando.”

Daniel Ferminades

Texto extraído del las Conferencias Libres y Gratuitas ¨ Verdades Develadas desde la Conciencia¨.